viernes, 22 de enero de 2016

Contracciones contrahechas

Entre los extranjeros y españoles peninsulares residentes en las Baleares es costumbre adoptar los usos locales y, al nombrar una residencia o establecimiento comercial, emplear la contracción catalana ca'n o can, es decir casa d'En, que significa "casa de" y funciona de manera muy parecida al chez del francés. Tenemos así el restaurante Ca'n Pedro, la chocolatería Ca'n Joan de s'Aigo o el museo Can Morey. Si el nombre empieza por vocal cambia la configuración, como en ca N'Andreu. Y si no es un nombre propio sino común (un oficio, por ejemplo), el artículo deja de ser personal: ca's notari, Ca's Potecari o Ca s'Apotecari... También dicen los catalanes, pero más los mallorquines, ca meva, ca vostra, ca mon pare, etc.

A veces, sin embargo, el extranjero o español peninsular adopta el uso lingüístico sin haberlo asimilado por completo, y deja pruebas. La fotografía, tomada en Ibiza en octubre de 2015, demuestra el desconocimiento de la norma elemental que hace que, cuando el propietario u ocupante que da nombre a la casa o establecimiento es mujer, la contracción no sea ca'n sino ca Na (es decir, casa de Na); así, por ejemplo, la carnicería Ca Na Paulina o el restaurante Ca Na Marga. Lo correcto aquí hubiera sido Ca Na Renata. Ay, estos forasters...



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